¿Te has preguntado acerca de como el feminismo nos ayuda a encontrar nuestra propia voz?
Sí, porque nuestra relación con nosotras mismas y el mundo impacta en nuestra salud mental y eso querida no depende tan solo de nosotras, traemos mucho aprendido que no nos beneficia para NADA.
La cuestión de género es sanadora, aunque en principio nos provoque cierta incomodidad, rabia y otras emociones. La rabia es necesaria, es empoderadora, es liberadora y es catártica. Es la emoción auténtica al ver como nuestra voz ha sido silenciada.
Históricamente la experiencia de la mujer ha sido patologizada y condenada. La histeria por ejemplo, era atribuida con exclusividad a la mujer. Síntomas como el cansancio, la irritabilidad, hasta el egocentrismo eran atribuidos a un defecto patológico que tenía su origen en el útero. What?? Cabe preguntarnos, cómo era el contexto de esa época victoriana? Ha cambiado realmente al de ahora?
Pues bien, cuando hablamos de el feminismo terapéutico, hablamos de como la perspectiva de género puede ser tremendamente liberadora, hablamos de recuperar un espacio que nos corresponde por derecho de ser, hablamos de formar comunidad y acompañarnos en la nuestra complejidad. Y fundamentalmente nos referimos a cómo gran parte del “síntoma”- de nuestra insatisfacción, de la histeria, del gran porcentaje de depresiones- es político.
El género ha sido construido, y nuestro sentido del yo crece de acuerdo a un contexto, que determina no solo quienes hemos sido sino quienes podemos llegar a ser. Por lo que, cuando somos conscientes de todo esto, es cuando podemos ver las luces y sombras y reclamar desde nuestra autenticidad, nuestro propio lugar en el mundo.
No hay solo un tipo de feminismo, siéntelo y exprésate como lo sientas. Pero por sobre todo, no dejes de cuestionar las cosas, la terapia tiene que ir a lo profundo, tiene que hacernos conscientes.
Abrázate, déjate contener en en tus mujeres, háblate con amor y siempre avanza.
Jenifer @escuelamadreselva